martes, 10 de abril de 2012

María Rosa Lida de Malkiel y un homenaje accidentado.


Primero el link de la nota que concitó mi interés y al mismo tiempo mi sorpresa. Tal como suele ocurrir, cuando uno se queda en el umbral del texto, léase en el título, me pareció auspicioso que se trajera a la memoria y a la difusión en un medio masivo de comunicación, un retrato de una de las más grandes filólogas e hispanistas que ha dado la república Argentina. Pero en la lectura del primer párrafo, ya se me nubló el panorama y me indignó terriblemente que el señor Daniel Waissbein no hubiera indagado un poco más en nuestra vida académica y se quedara en el trabajo increíble y deslumbrante de Lida, sin tomar en cuenta que Ana María Barrenechea, homenajeada por estos días con motivo de su fallecimiento, también marcó el rumbo de nuestros estudios literarios, lingüísticos y gramaticales con aportes indiscutibles como fuera la introducción de las teorías estructuralistas entre tantos otros aportes.

Prefiero la semblanza hecha por Francisco Rico. Más rigurosa, menos biografista y bien clara:

http://elpais.com/diario/2010/11/07/opinion/1289084404_850215.html

Como cierre dejo otra semblanza para completar un poco más para aquellos que no la conozcan:




Dejo como mi personal homenaje, la lúcida lectura sobre Edipo Rey que hiciera Lida:

http://www.bn.gov.ar/abanico/A30606/lida.edipo.htm

ACTUALIZACIÓN
Agradezco calurosamente las palabras del señor Waissbein que me hacen notar, mi arrebato. Tiene razón, nobleza obliga. Publico su comentario y le pido disculpas, como así también, remarco, si es que no quedó lo suficientemente claro, es inestimable que se difunda la labor de María Rosa Lida.

Gracias Daniel Link por expresar lo que yo sentí ante la noticia de la muerte de Ana Barrenechea, esa rabia, esa impotencia tal vez se trasladó a las palabras que volqué sobre la nota de Lida. 


  Hace muchos años atrás cuando era joven y solía frecuentar el parque Rivadavia a la pesca de manuales, libros y música, tuve un incidente insólito. Mientras consultaba precios y sopesaba qué volumen me traería a mi casa, al lado mío, un joven pretendía venderle al librero unos libros robados del Instituto de filología, Dr. Amado Alonso, dependiente de la FFyL, UBA. Sin mayores recursos, que mi propia y exigua billetera, decidí "rescatar" a los más raros y caros, y así lo hice, lamentablemente tuve que resignarme a no poder comprar todos. Esa misma semana concurrí al Instituto y le comenté a mi directora de investigación, la triste anécdota, ni lerda ni perezosa, me derivó a hablar con Anita. Tenía un pánico atroz, me sentía avergonzada por entregar apenas dos volúmenes de los robados. Mi miedo se transformó en sorpresa cuando vi la cara indignada de Ana y como acto seguido pretendía -cosa que no le permití- devolverme el importe revolviendo su inmensa cartera con nerviosismo mientras me agradecía reiteradas veces .... 
  Gracias Anita, gracias por los años, gracias por amar esa biblioteca ... No puedo borrar esa imagen y la vez que cuando el Instituto se inundó por un feroz temporal, salió en los diarios, secando libro por libro, colgándolos de una cuerda ...

3 comentarios:

  1. Coincido con vos en tus primeros comentarios. El autor peca de injusto con tantos académicos e investigadores valiosos que tiene nuestro país.
    Por otro lado, gracias por los links.Conozco y todavía consulto el trabajo de Lida sobre Edipo Rey. Ya mismo recorro los otros, que son nuevos para mí.
    Saludos,
    María Inés

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  2. Tiene ud. la indignación muy facil amen de muy terrible. Respeto mucho a Anita Barrenechea, persona además muy querible, pero su mención no venía al caso en esta ocasión, como no venía al caso la de Frida Weber de Kurlat, o la tantos más. No escribí una reseña de la filogía argentina, sino un recuerdo de María Rosa en el cincuentenario de su muerte. Deje a otros que escriban sobre Anita o hágalo vd. mismo y de paao indígnese menos. Será mejor para su hígado y para todos los que quieran saber sobre la profesora Barrenechea, pues podrá hacerlo largo y tendido, como ella lo merece.
    Concuerdo en cambio en que prefiera la semblanza de María Rosa hecha por Rico. Yo también, y mucho, por las mismas razones que vd. y por varias más.

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  3. Tu arrebato se comprende al leer la primera frase del artículo de Waissbein (tal vez algo innecesario) y más aún cuando estamos tan movilizados por conocer ahora la muerte de Anita. Pero desde ya que siempre siempre será bueno que se recuerde a una grande como María Rosa Lida.

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