sábado, 23 de junio de 2012

El Morrosko de Olivares.


  Ayer tuve el gusto de hojear el maravilloso volumen que se imprimiera como resultado de la exposición destinada a homenajear a don Luis de Góngora, La estrella inextinguible: magnitud estética y universo contemporáneo. Amén de quedar impactada por la calidad de los contenidos del libro, de las diversas instancias abarcadas en el homenaje, no pude menos que detenerme en el cuarto apartado en el que se reunían bajo el título "La galaxia de Góngora en el siglo XX", las revisiones contemporáneas, los homenajes, las relecturas hechas en Europa, América cuyo abanico recorre a la Generación del 27, a Lezama Lima, a Jorge Luis Borges y también llega a las manifestaciones pictóricas y escultóricas que se enlazan con el imaginario estético y las circunstancias históricas en el que se desarrolló su espléndida obra. Dejo el link para quienes deseen detenerse más detalladamente en las actividades desarrolladas el 30 de mayo pasado: 


  En mi lectura en diagonal, en el afán de abarcar tamaño volumen y de zambullirme en la maravillosa carta en la que don Luis denuncia a un inquisidor, una escultura concitó mi inmediata atención. El conde duque de Olivares, provisto de unos guantes de boxeo aparecía ante mi mirada incrédula. ¡¡Barroco y boxeo!! Deslumbrada por el hallazgo no pude menos que tomar nota del nombre de la obra, de sus autores y el año de aparición: el Morrosko de Olivares, equipo Crónica, circa 1970. 
  El conde duque fue una figura que a mí particularmente siempre me atrapó, a tal punto, que compré la biografía espléndida escrita por el historiador e hispanista inglés John H. Elliot y la transité deslumbrada durante las vacaciones de verano. Figura controvertida, valido de Felipe IV, cuyos intentos reformistas tendientes a frenar la venalidad y corrupción cortesanas instaladas, chocaran con la resistencia de los nobles desplazados y terminaron apagando su estrella política.
 ¿Qué o quién fue Morrosko? Fue un boxeador español, José Manuel Urtain, apodado el Morrosko de Cestona, cuyo apogeo se diera en los primeros años de 1970 al lograr 28 triunfos por k.o. consecutivos y que luego empezara un lento e inexorable declinar que terminaría con su vida. Aprovecho de paso para recomendar calurosamente el blog de boxeo al que remite el nombre del púgil. Una verdadera joya.


  Por último, el equipo Crónica, grupo de nueve artistas que formado en 1964, rápidamente se viera reducido a Rafael Solbes y Manolo Valdés y que se mantuviera así hasta la muerte del primero en 1981. Este colectivo artístico cuya impronta figurativa es innegable como así también con la relación con el arte pop (recomiendo buscar "Las meninas o la salita" de 1970) contiene un innegable gesto paródico, de ironia y de humor, tal como nos lo deja ver el conde duque luciendo sus guantes profesionales.


  La apropiación de las tradiciones académicas y el cruce con la cultura popular los vuelve atractivos para mí y me lleva a mirar con cierta melancolía al púgil valido o a pensar en José Manuel ... o en el gesto confrontativo de esta obra que no deja de meterse con el panteón franquista, con la biografía psicólogica de Marañón ... O en el inevitable atractivo que genera en todos la tragedia del púgil decadente que insiste una y otra vez en subirse al ring.

  



1 comentario:

  1. Hola: Me gustaría saber porque el equipo Crónica representa al conde duque con guantes de boxeo, me dijeron en la exposición de Góngora que era porque el conde duque habría defendido con la fuerza a Góngora si hubiera sido necesario, no me convenció mucho la explicación y me gustaría saber si esa fue la idea del equipo Crónica. He buscado información en internet y no he encontrado nada que me responda.
    Un saludo

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